Los síes y los noes para aprender a vivir con fibromialgia

aprender a vivir con fibromialgia
La vida con fibromialgia está llena de desafíos. Hoy te dejamos estas recomendaciones que te ayudarán a relajarte y tomar el control de los días difíciles.
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[Vivir con fibromialgia está llena de altibajos y desafíos. Un día estás bien y puedes con todo lo que tienes pendiente, pero al siguiente estás tan cansado que no puedes ni levantarte de la cama para hacer el desayuno a tus hijos…

No obstante, incluso con tanta incertidumbre, hay cosas que se pueden hacer para paliar el dolor y las molestias de la fibromialgia.

Hoy te dejamos estas recomendaciones que te ayudarán a relajarte, tomar el control de los días difíciles y evitar el estrés cuando los síntomas de la fibromialgia se agraven:

Escucha a tu cuerpo

Tómate tu tiempo si es necesario. Muchas personas, especialmente mujeres, se enfrentan a diario con la fatiga en vez de descansar. La fatiga es la manera que tiene el cuerpo de hacerte saber que debes bajar el ritmo. Forzar el cuerpo y fatigarlo empeora los síntomas de la fibromialgia y te absorbe toda la energía.

No siempre pongas a los demás por delante de ti

Es normal anteponer las necesidades de los niños a las tuyas. Pero las madres con fibromialgia no deberían permitir que sus obligaciones maternas les aparten de tomar decisiones saludables. Esto significa que no deberías saltarte ninguna visita médica o terapia por asistir a un entrenamiento de fútbol de tu hijo, por ejemplo. Así no ayudarás a nadie: cuidar de ti misma hará más fácil que puedas cuidar del resto de tu familia.

Haz un buen uso de tu energía

Es fácil caer en la trampa mental de “no puedo hacerlo”. Pero no uses la fibromialgia como excusa para evitar actividades o subestimar tus habilidades si te hacen sentir bien. Esa actitud te convierte en víctima. Cuando te sientas bien, haz lo que puedas durante todo el tiempo que puedas.

No hagas más de lo necesario en tus “días buenos”

Los días en que no sientas dolor ni fatiga, no intentes sobre forzarte para compensar “el tiempo perdido” de los “días malos”. Intentar hacer demasiado cuando te sientes bien, puede desencadenar un brote. Aunque estés bien y lleno de energía, tus músculos son susceptibles de padecer dolor. Por este motivo, no te cargues de demasiadas tareas. Es mejor fijarse pequeños objetivos que no pudiste hacer cuando te encontrabas indispuesto. Obtendrás la satisfacción del trabajo cumplido sin consecuencias dolorosas.

Aprende a decir NO

Si todo se te hace muy cuesta arriba, no dejes que te estresen tareas no esenciales como preparar una tarta de un cumpleaños u organizar una comida familiar. Sencillamente di NO y no te sientas culpable por ello. ¡Pero ojo! No hay que confundir aprender a decir NO con abandonar todo tipo de actividades. Si nos abandonamos a la inactividad, nos arriesgamos a empeorar el ánimo y la autoestima.

No te quedes sentado

Aunque sea tentador, no te “apalanques”. Ejercicios habituales como el yoga o pasear mantienen a raya los brotes. Busca una intensidad que te haga sentir bien, pero no tanta como para dejarte fuera de combate al día siguiente. La mejor manera de iniciarte con el ejercicio es dar paseos diarios durante el tiempo que te sientas cómodo. Usa un podómetro para monitorear tus avances y aumentar progresivamente los pasos. No tengas miedo de superarte cada semana si te ves capaz. La norma siempre será: caminar tanto como sea posible sin sentirte demasiado cansado al día siguiente.

El ejercicio para la fibromialgia moderado no empeorará el dolor, sino que es probable que mejore los síntomas de la fibromialgia. Hay estudios que demuestran que los pacientes que salen a correr o caminan durante 20 minutos diarios mejoran considerablemente sus síntomas clínicos en comparación con pacientes que no realizan ninguna actividad física.

El yoga también ha probado ser una práctica que reduce el dolor y la ansiedad, y mejora la calidad del sueño de los pacientes con fibromialgia.

Mantén tu mente ocupada

Si no tienes energía para caminar o realizar actividades cotidianas, ¡mantén tu mente activa!

Puede ser desde hacer un crucigrama o sudoku, hasta jugar a un videojuego o ver tu serie favorita. Estas actividades reducen el estrés y evitan la preocupación excesiva o sentimiento de culpa por no estar moviéndote.

No te centres en la fibromialgia

La preocupación excesiva por un brote de fibromialgia dispara los niveles de estrés, lo que empeora tu estado general. Cuando estés en pleno brote, céntrate en algo positivo: una escena graciosa de tu peli preferida, un momento tranquilo que disfrutaste en tu último viaje… A veces, solo el hecho de repetirte que pronto te sentirás mejor puede despertar la remisión. Si nos centramos en algo diferente al dolor, es posible que lo sintamos menos.

Pide ayuda

En los días malos, tu familia y amigos pueden ayudarte, por ejemplo, llevando a tus hijos al colegio por ti o realizando algún recado. La gente se ofrecerá gustosa a ayudarte, porque se preocupan de verdad, por lo que dispondrás del tiempo que tanto necesitas para centrarte en recuperarte.

No te guardes las cosas

Háblales a tus familiares y amigos sobre tu condición. Cuéntales cómo te sientes durante los días buenos y los días malos para que entiendan por lo que estás pasando.

Hablar sobre tu enfermedad puede ayudarte a aliviar el estrés que empeora los síntomas de fibromialgia, y enseñar a tus seres queridos a apoyarte. Necesitas rodearte de gente con la que puedas contar si necesitas distraerte del dolor.

Cíñete a un horario

Mantén tus rutinas y actividades diarias. La rutina hace que sea más fácil identificar tus niveles de energía, y así poder planificar cuándo puedes jugar con tus hijos, ir a comer con un amigo o limpiar la casa. Por último, intenta hacer ejercicio, comer bien e ir a dormir siempre a las mismas horas cada día.

No hagas caso a la negatividad

Evita a las personas que no pueden (o no quieren) entender los síntomas de la fibromialgia. ¡Eso incluye doctores incompetentes! Si tu médico ignora tus síntomas, busca un doctor especializado en fibromialgia que te crea y que trabaje contigo para reducir el dolor y la fatiga, y que te apoye en todo momento.

Haz preguntas a tu médico

Cuando encuentres a un doctor especializado en tratar la fibromialgia, pregúntale todo lo que necesites. Por ejemplo: un médico puede ayudarte a encontrar la medicación o tratamiento para la fibromialgia que sea mejor para ti.

Un doctor especialista en fibromialgia también puede aconsejarte sobre terapias alternativas como masajes, acupuntura o el Tratamiento ZENTRIA RBF-01 (antiguamente AZENTA), con un 80% de eficacia demostrada en pacientes con fibromialgia.

No te encierres

Cuando no estás bien, quizás sientas la necesidad de encerrarte en tu habitación, pero eso solo hará que te sientas peor.

Mantenerse en contacto con amigos y seres queridos para buscar apoyo es de vital importancia, aunque los síntomas te compliquen la vida. Si no te sientes lo bastante bien como para salir, que vengan a visitarte o hablad por videoconferencia.

Estos consejos te ayudarán a que dejes de verte como una víctima y a no pensar que la fibromialgia controla tu vida.

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